INTRODUCCIÓN
Cuando somos bautizados con el Espíritu Santo, recibimos el beneficio de los dones del Espíritu (1 Co 12:4). El Espíritu Santo morando en nosotros y con nosotros hace una obra de edificación en nuestra vida a través de diferentes medios. En el día del Pentecostés, cuando los 120 estaban reunidos en el aposento alto, recibieron este maravilloso regalo (Hch. 2:1-4), que se manifestó por medio de lenguas “como de fuego”, promesa hecha por Jesús a sus discípulos cuando dijo que a través de este bautismo recibirían poder (gr. dunamis) “fuerza de lo alto”, no solo física sino espiritual. Esto es tan solo uno de los dones (regalos inmerecidos) que nosotros recibimos de parte de Dios y son dados a la Iglesia para su crecimiento y edificación, con el objetivo de llegar a ser hijos maduros (huíos) (Ef. 4:12-13; a Co. 2:6; He. 5:14; 1 Co. 14:20; 1 P. 4:10). Según 1 Co. 12:8-10 los dones del Espíritu son nueve (9), que para estudiarlos, se dividen en tres grupos: de revelación, de inspiración y de poder.
DESARROLLO
La palabra “don” viene de la palabra griega, charisma que, en su acepción más general quiere decir regalo, pero también indica un favor que se recibe sin tener mérito para ello (Strong 5486), es decir, un regalo de gracia divina, éstos son sobrenaturalidades que confirman la Palabra. La palabra carisma, tiene relación con la palabra griega Charis que quiere decir gracia ó favor (Strong 5485). Esta gracia permite accionar los dones con alegría, con gratitud por la bondad y misericordia que Dios ha mostrado hacia el ser humano y eso fortalece la fe cristiana. Los dones del Espíritu Santo deben ser anhelados por la iglesia, ya que con ellos se adornará a la que será esposa del Cordero. Veremos ahora los dones de inspiración (1 Co. 12:10).
En este grupo están los dones de Diversos géneros de lenguas, Interpretación de Lenguas y Profecía. Inspiración quiere decir: aquel “efecto de sentir una singular y eficaz iluminación de Dios al entendimiento que le hace decir algo de manera espontánea y sin esfuerzo” (Diccionario Encarta), pero también se deriva de la raíz griega fero que significa llevar, traer (Strong 5342). Este verbo se utiliza en personas que actúan por el poder del Espíritu Santo, no actuando en conformidad con sus propias voluntades, ni expresando sus pensamientos, sino siguiendo la mente de Dios en palabras dadas y ministradas por Él (Diccionario Vine).
DIVERSOS GÉNEROS DE LENGUAS. La palabra género deriva de la palabra griega genos que tiene acepciones tales como: familias, tipos, linajes o clases (en un aspecto racial) (Strong 1085), y la palabra “lengua” deriva del griego glossa que indica idioma o lengua (Strong 1100), lo cual indica que este don se mueve en aquellos hermanos, bautizados con el Espíritu Santo, que son utilizados por Él, como vasos con el propósito de dar un mensaje de parte de Dios para edificación de la Iglesia, por medio de diferentes tipos de idiomas o lenguas. Este don se debe diferenciar del hablar en lenguas como señal del bautismo con el Espíritu en la Iglesia. Características de estos géneros de Lenguas:
Pueden ser humanas, así como de otras esferas, incluyendo angelicales. Son un don como los otros ocho, adornos o regalos para la novia; así como Eleazar le da regalos a Rebeca, (Gé. 24), donde Eleazar es figura del Espíritu Santo que lleva adornos a la que se ha de casar con el Hijo (Isaac). También como la mujer que se describe en Ezequiel (Ez. 16: 9-13), quien antes de ser adornada fue ungida (bautismo con Espíritu Santo).
Se va a manifestar a voluntad del Espíritu Santo, mientras que las lenguas propias se hablan a voluntad del individuo. Necesitan ser interpretadas para cumplir su propósito: Edificar. Este don puede manifestarse en medio de la congregación y/o también ante el impacto de una unción especial y específica en el momento de la manifestación de los dones.
DON DE INTERPRETACIÓN DE LENGUAS. (1 Co. 12:10) La palabra interpretación se deriva del griego hermenia y ermeneuo que significa explicar, interpretar, explicar el significado de las palabras en un lenguaje diferente (Strong 2058 y 2059), esto nos indica que quien tiene este don puede explicar el significado de un mensaje dado en lenguas, al idioma que nosotros hablamos, para que sea comprensible en toda la congregación el mensaje que Dios quiere entregar en ese momento. La mayoría de veces, la persona que tiene el don de diversos géneros de lenguas, tiene también el don de interpretación de lenguas.
· DON DE LA PROFECÍA. (1 Co. 12:10) La palabra “profecía” viene de la palabra griega propheteia que significa profecía, un discurso de inspiración divina para reprobar algo malo, para consolar en la aflicción, para revelar cosas ocultas o predecir el futuro (Strong 4394). El don de profecía permite que las congregaciones puedan recibir edificación, por medio de los vasos que Él mismo va preparando (2 Ti. 2:20); reprobando algo que se esté haciendo incorrectamente; consolando a aquellos que están pasando pruebas; limpiando al revelar cosas ocultas y dándonos esperanza acerca de nuestro futuro. Este don debe practicarse dentro de los siguiente parámetros:
· Ejercitarse conforme a la medida de fe (Ro. 12:6). Dios puede utilizarnos en cualquier momento, por lo cual debemos estar dispuestos a dejarnos usar por el Espíritu Santo para comunicar el mensaje que Dios quiere para su pueblo.
· Debe ser por turnos (1 Co. 14:27-29). Dios habla de un tiempo y en un orden para profetizar, indicando con ello que los vasos pueden en algún momento sujetar la profecía hasta que se les conceda el turno para profetizar, ya que ”el espíritu del profeta está sujeto al profeta”( 1 Co. 14:32)
· Tendrán un final (1 Co. 13:8). Llegará el momento glorioso en que todos volvamos a Dios de donde salimos y entonces ya no habrá mas necesidad de las profecías.
· No menospreciarlas (1 Ts. 5:20). No debemos juzgar al vaso en el que Dios ha depositado su profecía, sino más bien la profecía misma que esté siendo dada por ese vaso.
CONCLUSIÓN
Los Diversos Géneros de lenguas dan un mensaje para ser interpretado, la Interpretación de lenguas, traduce el mensaje dicho en lenguas y la profecía trae un mensaje a la iglesia, llevando exhortación, consolación y edificación. Los dones del Espíritu Santo son un regalo inmerecido de Dios, por lo cual debemos apreciarlos y sobre todo anhelarlos, ya que sirven para la edificación de la Iglesia y para alcanzar madurez. El mismo apóstol Pablo nos exhorta a que deseemos ardientemente los mejores dones, sin perder de vista que éstos se manifiestan para nuestro provecho y que es el Espíritu Santo el encargado de repartirlos como Él quiere.
INTRODUCCIÓN
Cuando somos bautizados con el Espíritu Santo, recibimos el beneficio de los dones del Espíritu (1 Co 12:4). El único que hace una obra de edificación en nuestra vida es El Espíritu Santo morando en nosotros y con nosotros. Este maravilloso regalo (Hch. 2:1-4), fue recibido en el día del Pentecostés, promesa hecha por Jesús a sus discípulos. Los dones son dados a la Iglesia para su crecimiento y edificación (Ef. 4:12-13; P. 4:10).
DESARROLLO
Los dones del Espíritu Santo deben ser anhelados por la iglesia, ya que con ellos se adornará a la que será esposa del Cordero. Según 1 Corintios 12:8-10 los dones del Espíritu son nueve (9), que para estudiarlos, se dividen en tres grupos:, de inspiración, de revelación y de poder, ahora estudiaremos los dones de revelación (1 Co. 12:8).
En este grupo están los dones de: Palabra de Sabiduría, Palabra de Conocimiento y Discernimiento de espíritus. La palabra “revelación”, viene del griego apokalupsis que significa desvelamiento, la comunicación del conocimiento de Dios (Ef. 1:17), una expresión de Dios para la instrucción de la Iglesia (1 Co. 14:6,26)(Strong 602). También tiene relación con la palabra griega apokalupto que quiere decir pensamientos antes ocultos en el corazón (Lc. 2:35), referente al pasado o al futuro (Strong 601) De estas definiciones se infiere que se les llama dones de “revelación”, porque a través de ellos y de forma sobrenatural, es manifiesto un hecho que ocurrirá en el futuro o algún hecho pasado que se descubre, una verdad oculta.
DON DE PALABRA DE SABIDURÍA.
“Palabra” viene de la palabra griega logos que significa expresión del pensamiento (Strong 3056), y “sabiduría” del griego sophia que quiere decir lo profundo de la inteligencia, conocimiento de diversas materias o cosas humanas y divinas, adquirida por la observación y experiencia. (Strong 4678), indicando que el don de Palabra de Sabiduría es la expresión del pensamiento de los más profundo de la inteligencia, inspirado por Dios.
Este don permite a la persona que es ungida por el Espíritu Santo, ver por dentro el presente de la persona o de los acontecimientos que han de venir, y poder así, prevenir el futuro, tomando la forma de advertencia, como en el caso de Agabo (Hch. 11:27), el cual dio la Palabra de Sabiduría acerca de una gran hambre que afectaría la región y fueron los discípulos los que tomaron las precauciones necesarias para ayudar en esta situación. Así también, Pablo cuando se acercaba el tiempo de su partido, les advirtió a los ancianos de Éfeso que vendrían lobos rapaces a querer dañar a las ovejas y que por lo tanto tendrían que estar preparados (Hch. 20:28-30), y más adelante, cuando Pablo es conducido a Roma, les advierte a los soldados acerca del viaje, más ellos no lo escucharon (Hch. 27:10; Hch. 27:25).
DON DE PALABRA DE CIENCIA O DE CONOCIMIENTO.
“Ciencia” se deriva del griego gnosis que significa búsqueda, investigación, conocimiento de la verdad espiritual (Strong 1108), y se relaciona con ginosko que quiere decir estar tomando en conocimiento, entender totalmente con precisión (Strong 1097), esto indica una relación entre la
persona que conoce y el objeto conocido, y es así que las personas que tienen este don, tienen el conocimiento, por el Espíritu de eventos presentes o pasados sobre una persona, asunto o congregación de personas. Se manifiesta principalmente en los profetas o regularmente van precedidos por una profecía. Para su manifestación se necesitan dos elementos importantes: el don propiamente dicho y la unción de Dios, es decir, la unción de Dios activa el don en los creyentes (1 Co 12:7). Un ejemplo de este don lo encontramos cuando Pedro reprendió a Ananías y Safira, cuando trataron de engañar al Espíritu Santo (Hch. 5:1-11), otro, cuando Jesús exhorta a la mujer samaritana (Jn. 4:7-19) o cuando Jesús le relata su vida a Natanael (Jn. 1:47-48).
DON DE DISCERNIMIENTO DE ESPÍRITUS.
Discernir viene de la palabra griega diakrisis que quiere decir distinción, discriminación clara, discernimiento y juicio (Strong 1253), pero también “discernir” significa distinguir o conocer entre una cosa y otra por un acto especial de los sentidos o de la inteligencia (Diccionario Encarta), por otro lado “espíritu” viene del griego pneuma que significa el espíritu que es invisible, inmaterial y poderoso (Strong 4151), esto nos indica que el creyente al cual se le manifiesta este don, puede distinguir claramente de donde proviene algo que es invisible, inmaterial y poderoso, si es de Dios o del enemigo, algo que otras personas no lo distinguen, pueda ser un espíritu o un ambiente espiritual determinado, por eso es que este don nos guía hacia el orden de Dios (1 Co 14:29-33) en medio del mover del Espíritu Santo y de los otros espíritus ministradores (Is. 11). Este don nos sirve para:
VER MAS ALLÁ DE LO QUE MUCHOS VEN (Mr. 9:25). En el caso del hombre poseído por un espíritu, al cual Jesús sana, discerniendo el espíritu que lo había atormentado, lo reprendió e inmediatamente el espíritu huyó.
DISTINGUIR (Lc. 4:38-39). Cuando Jesús sana a la suegra de Pedro, Él toma autoridad sobre la fiebre, la reprende y ésta tuvo que abandonar el cuerpo de la mujer. Esta es una característica muy importante del don de discernimiento de espíritus, ya que al discernir el espíritu (bueno o malo), habrá que tomar autoridad, si es necesario sobre este espíritu y desalojarlo directamente.
VER LAS INTENCIONES DEL CORAZÓN (Hch. 16:16). Cuando Pablo y Timoteo estaban en la ciudad de Filipos predicando, una mujer esclava que tenía un espíritu de adivinación, les gritaba que eran siervos del Dios Altísimo, Pablo tuvo el don de discernir que, aunque se trataba de una verdad provenía de una fuente mala y perversa, que lo que quería era distraer la atención del ministro, por lo que se dirige enérgicamente contra el espíritu inmundo (no contra la muchacha) y lo reprende mandando que se callase.
El don de Discernimiento de espíritus se puede activar cuando se ministra a una persona; cuando se practica una liberación, pues sirve para conocer cuál espíritu o demonio es el que ha tomado lugar en un cuerpo y desalojarlo por medio de la guianza que Dios dé por medio de su Espíritu Santo y en el culto a Dios al momento de ministrar los dones.
CONCLUSIÓN
La Palabra de Sabiduría, declara un hecho futuro que afecta a la Iglesia, la Palabra de Conocimiento declara un hecho pasado o presente y el Discernimiento de espíritus permite conocer que espíritu es el que se esta manifestando. Los dones del Espíritu Santo son un regalo inmerecido de Dios por lo cual debemos apreciarlos y sobre todo anhelarlos, ya que sirven para la edificación de la Iglesia para alcanzar madurez. El mismo apóstol Pablo nos exhorta a que deseemos ardientemente los mejores dones, sin perder de vista que éstos se manifiestan para nuestro provecho y que es el Espíritu Santo el encargado de repartirlos como Él quiere.
Así como en los tiempos de Moisés, Dios les ofreció bendiciones a su pueblo en Canaán, ahora en nuestros tiempos Dios nos sigue ofreciendo una tierra de bendición que es literal y espiritual, pero al igual que la Canaán terrenal hoy Dios envía a su Espíritu Santo para que reparta dones (regalos) entre su Iglesia conforme Él quiera.
DESARROLLO
Como hemos dicho en estudios anteriores, la palabra griega que se utiliza para traducir don es Charisma, que quiere decir regalo, pero también indica un favor que se recibe sin tener mérito para ello (Strong), un don involucrando gracia de parte de Dios como el dador por las operaciones del Espíritu Santo en la Iglesia. Estos dones son dados por Dios a través de su Espíritu Santo y aunque Dios nos puede usar en cualquiera de los dones no es para uso particular y que se manifiestan por la operación del Espíritu Santo y la unción que Dios hace descender en un momento determinado. Según 1 Corintios 12:8-10 los dones del Espíritu son nueve (9), que para estudiarlos, se dividen en tres grupos: de revelación, de inspiración y de poder, ahora en este estudio veremos los dones de poder.
La palabra “poder” se deriva del griego dunamis que significa capacidad de llevar a cabo cualquier cosa (Strong 1411), y el único que puede llevar a cabo cualquier cosa es Dios, un poder sobrehumano porque para Dios nada es imposible (Lc. 1:37), derivada de estos vocablos, se les llama de “poder” porque se relacionan con aspectos sobrenaturales que son evidentes para todas las personas, en este grupo están los dones de Fe, de Sanidades y de Milagros.
DON DE FE (1 Co. 12:9)
Fe se deriva del griego pistis que significa firme persuasión, convicción basada en lo oído (Strong 4102), esto indica que este tipo de don produce en el creyente una firme convicción, y un pleno reconocimiento de la verdad de Dios (1 Ti. 2:4; 2 Ts. 2:11-12), que lo conduce a una rendición personal a Él (Jn. 1:12) y a tener una conducta inspirada por esta rendición (2 Co. 5:7) (Diccionario Vine), por eso es que en el libro de Hebreos se dice que la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (He. 11:1). La fe tiene diversas facetas, pero también como don tiene distintas funciones:
Obrar para sanidad y salvación (Mt. 10:1).
Traer arrepentimiento, como en el caso de Pedro cuando Jesús le dice que ha sido pedido para ser zarandeado, pero que Él mismo le ha rogado al Padre para que su fe no falte (Lc. 22:31-32; 22:62). Si a Pedro le hubiera faltado la fe no habría llorado ni se habría arrepentido de esta manera.
La fe es además una puerta (Hch. 14:27), por la cual podemos acercarnos confiadamente al Padre y pedir que se nos abra (Mt. 7:7), haciendo uso de la fe en el Nombre de Cristo Jesús (Hch. 3:6,16). El Señor se regocija grandemente en aquellos que le creen y aman (Mt. 9:28), en aquellos que le piden con humildad (Stg. 4:6, Mr. 10:46)
El don de fe movido por el amor al Señor también es poderoso para activar el favor del Señor hacia sus hijos (Lc. 7:47).
DON DE SANIDADES (1 Co. 12:9)
Sanidad viene de la palabra griega iama significa una sanidad (el resultado del acto) (Strong 2386), indicando que el resultado de este don es sanidad, una manifestación maravillosa para bendición de la Iglesia. La unción para sanar es una porción del poder de Dios que juntamente con el don nos capacita para llevar a cabo la sanidad, es como una parte del poder de Dios usándonos como un instrumento en sus manos para glorificar el Nombre de Dios. Las características de este don son:
PUEDE SER APLICADO EN TODOS.
Un día Jesucristo se encuentra enseñando y la Biblia menciona que con Él estaba el don de sanar (Lc. 5:17), con esto se observa que Jesús actuaba según la unción que se movía en un momento determinado, lo que nos lleva a pensar que cuando Dios envíe su unción para sanidad muchos van a ser sanados, por lo que debemos estar pendientes de ese momento.
VIENE DEL ESPÍRITU SANTO.
El don no es inherente a la persona, cuando Jesús sanaba era porque poder salía de Él (Lc. 6:17-19). Aunque Cristo fue investido de poder de lo alto, no actuaba por sí mismo, sino que se movía dentro de la voluntad del Padre.
TENER LA CERTEZA QUE DIOS VA A SANAR.
El apóstol Pablo estando en Listra (Hch 14:8-11) fue usado por el Espíritu Santo para efectuar una sanidad asombrosa en un cojo de nacimiento, por lo cual fue confundido por un Dios. Cuando Dios usa a una persona para llevar sanidad a otra, por medio de este don de sanidades, esta persona tiene la certeza de que Dios va a sanar.
DON DE MILAGROS (1 Co. 12:10). El término “milagro” en este versículo desciende de la palabra griega dunamis que quiere decir poder, capacidad inherente. Se usa de obras de origen y carácter sobrenatural, que no podrían ser producidas por agentes y medios naturales (Strong 1411). El cristiano que tiene el don de milagros, tiene la capacidad de hacer obras sobrenaturales por medio del poder del Espíritu Santo. Los milagros que Dios hace por medio de sus vasos, son realizados con propósitos específicos de parte de Dios, los cuales pueden ser:
Mostrar el poder de Dios (Ex. 9:22-35; Jn. 9:1-3).
Definir al pueblo de Dios que duda (1 R. 18:36-40).
Confirmar la fe de los discípulos (Jn. 20:30-31).
Confirmar la Palabra que ha sido predicada por los ministros, a fin de que nuestra confianza no esté puesta en la sabiduría de los hombres sino en el poder de Dios (1 Co 2:4-5). En cuanto a esto es muy importante notar el orden que Dios mismo ha establecido: Primero la Palabra y luego los milagros.
A lo largo del ministerio de Nuestro Señor Jesucristo en la tierra podemos notar muchos milagros que Él hacía, los cuales confirmaban la Palabra que enseñaba y también lo confirmaban a Él como el Hijo de Dios, sin embargo también podemos notar que en algunos casos no pudo hacer muchos milagros a causa de la incredulidad de la gente (Mr 6:5-6), lo cual significa que la operación de milagros puede ser una consecuencia de la fe que nosotros tengamos.
CONCLUSIÓN
El don de Fe se manifiesta para hacer la obra del Señor, el de Sanidades opera salud física sobre los hombres en momento de unción y el de Milagros se manifiesta en un momento específico y es contra la ley natural. Los dones del Espíritu Santo son un regalo inmerecido de Dios por lo cual debemos apreciarlos y sobre todo anhelarlos, ya que sirven para la edificación de la Iglesia para alcanzar madurez. El mismo apóstol Pablo nos exhorta a que deseemos ardientemente los mejores dones, sin perder de vista que éstos se manifiestan para nuestro provecho y que es el Espíritu Santo el encargado de repartirlos como Él quiere.