"Bueno, por lo que yo sé, la música hace feliz a la gente,... o al menos a mi me hace feliz" . Fats Domino (3).
La música rock -entiéndase lo que esta significó en un principio para la sociedad norteamericana y por extensión para las demás que están bajo su sombra-, debía haber sufrido una grave metamorfosis en algún momento antes de que esta pudiese llegar a ser interpretada -por ejemplo- en la mismísima presencia del papa Juan Pablo II (2). El hecho de que el rock ya no asuste a nadie -como supo reconocer ese prestigioso e inteligente provocador llamado Alice Cooper - puede hacernos pensar con razón que este estudio es algo inútil. Sin embargo el hecho de que espectáculos como el de Nine Inch Nails o Prodigy continúen provocando reacciones similares evidencia que en realidad algunas lecciones no han quedado del todo claras y mucho me temo que podrían volver a dar problemas en otras ocasiones.
Sería una ridícula pretensión mía si tratase con este pequeño artículo cubrir el vacío tan grande que deja este tema en la bibliografía de nuestro país. Lo que desde éste artículo se pretende es -solamente- mostrar, en base a un pequeño recorrido por algunos casos concretos de la historia del rock y una conclusión,... mostrar -decía- en base a estas dos cosas por qué los cristianos conservadores del norte de América no debían haber reaccionado de la forma en la que reaccionaron; especialmente si es que de verdad deseaban seguir el ejemplo de aquel al que proclamaban servir, Jesucristo.
2. Origen y continuidad del enfrentamiento entre el rock y la religion
"A través del rock n' roll, el hombre blanco queda rebajado al nivel inferior del hombre negro. El rock n' roll es parte integrante de un complot para socavar la moral de la juventud de nuestro país. Tiene carácter sexual, inmoral, y es el mejor camino para fusionar ambas razas". Asa Carter (4).
La imposición del cristianismo sobre las personas no va sólo en contra del derecho humano a practicar o no la religión que cada uno desee, sino que para colmo también está en contra del importante principio del que en la misma Biblia -supuesta norma de fe y conducta del cristianismo- se habla como de 'salvación por fe'. Principio que viene a decir que si el hombre viene a ser salvo por la fe, y la fe es un regalo de Dios (5), entonces nadie puede salvarse a sí mismo, y mucho menos obligar a otros a ser salvos (6). No obstante, imposibilitados para salvar a nadie, obligaron a guardar ciertas normas de comportamiento, cierta moral aparente. Lo hicieron los judíos en los tiempos de Jesús y lo han hecho muchos otros en su nombre a través de toda la historia del cristianismo, para triste pena de aquellos a los que no nos gustaría escondernos cuando públicamente nos llaman como a ellos, 'cristianos'. Si bien es cierto que no todos los cristianos han tomado esa postura ante las provocaciones de estos músicos, como bien demuestran por ejemplo los libros de Steve Turner "Hungry for Heaven" , Laurie Mellor "A Desert Song" o Steve Lawhead "Rock on Trial", lo cierto es que la voz más oída ha sido, como casi siempre, la de los menos 'ortodoxos'.
La razón de por qué se produjo este enfrentamiento, por tanto, no debe buscarse en las enseñanzas de la Biblia, sino en prejuicios raciales, sociales y políticos. En los Estados Unidos de América el cristianismo se planteó el rock no tanto como un ataque a su fe sino como un ataque a su ideal de nación blanca, rica, capitalista y especialmente separada del pecado (7). Buena parte del pueblo negro no estaba muy de acuerdo con la idea de perpetuar esa situación y ellos, que habían sufrido la esclavitud y el terrorismo de manos del hombre blanco, tenían muchas razones para no querer estarlo. La violencia con la que actuaban sobre ellos les servía de muy poco, ya que como contaba un biógrafo de Charlie Parker, uno de los saxofonistas más virtuosos del jazz -denominada en Estados Unidos durante años como 'la música del diablo', los "hermanos y hermanas de allí abajo se colocaban las máscaras cada vez que se aventuraban fuera de su propia vecindad. Los blancos, a excepción de muy pocos, no tenían la menor idea de lo que pasaba tras esas máscaras, o en los hogares" (8). "El objetivo de la vida del negro es hacer pasar gato por liebre al blanco, a la raza de los amos... " (9), declaraba Royer L. Taylor, profesor de Filosofía de la Universidad de Sussex y autor de "El arte, el enemigo del pueblo". El hombre negro, que en público era sometido a las más crueles injusticias, en privado jugaba con la idea del diablo simplemente por llevar la contraria a sus amos. "El blues es místico, es la música del diablo (39), los salmos que cantaban los negros en las iglesias donde se bebía y fumaba -declaraban los músicos de la clásica banda madrileña Tonky Blues Band-. Es toda una religión, y para reclamarse 'blues band' hay que entenderlo así, como el flamenco; es la música del pueblo" (40). Así es como primero los músicos del blues, y luego los del rock, entendieron y expresaron su música. No porque realmente tuviesen ellos alguna relación con el diablo, sino que, seguros de su éxito, usaban el mismo lenguaje de sus detractores para burla de estos en muchos casos.
Pero de cualquier forma no era esta, la ya dada por perdida población afroamericana la que más le preocupaba al sistema, sino la juventud blanca. "A través del rock n' roll - decía Asa Carter-, el hombre blanco queda rebajado al nivel inferior del hombre negro. El rock n' roll es parte integrante de un complot para socavar la moral de la juventud de nuestro país. Tiene carácter sexual, inmoral, y es el mejor camino para fusionar ambas razas" (10). El problema al que se enfrentaba el cristianismo oficial era que su juventud blanca había quedado fascinada al descubrir el gran atractivo que tenía para ella todo aquello que había asumido por imposición de sus mayores como mera y aparente religiosidad; una mera y aparente religiosidad que la juventud negra ya había desechado. El Presidente del Alabama White Citizen Council declaraba ante las cámaras, mientras posaba orgulloso junto a uno de esos carteles que anunciaban 'Servimos sólo a clientes blancos', "hemos creado un comité de veinte miembros para acabar con ese baile salvaje propio de los negros (negress) llamado rock and roll". El Secretario Ejecutivo del mismo comité añadía: "La obscenidad y la vulgaridad del rock and roll es evidentemente el medio por el cual el hombre blanco y sus hijos pueden rebajarse al nivel de los negros" (11). Era evidente que ese enfrentamiento estaba mucho más relacionado con un desmesurado orgullo racial, social y político que con un fervor por la verdad de la Biblia que aparentemente defendían y detrás de la cual se escondían para hacer lo que bien les parecía. Significativo resulta el hecho de que el rock and roll se estuvo viendo en EEUU durante mucho tiempo como un plan secreto comunista, como bien demuestra el hecho de que, por ejemplo, el predicador Billiy James Hargis llamase a The Beatles "comunistas camuflados" (12). Todavía en 1985, un predicador llamado Jimmy Swaggart, que en esa época aparecía nada más y nada menos que en 750 estaciones de televisión y sistemas de cable, traducía al castellano un pequeño libro titulado "La música: la nueva pornografía", en el cual escribía: "El comunismo mundial puede mirar con verdadera satisfacción la labor que se está realizando actualmente en esta nación que una vez fue grande y cristiana. Creo firmemente que el movimiento punk rock (además de otros aspectos de la escena rock) es inspirado por el comunismo, y hasta por Satanás" (13). Ha habido pocos dedos tan acusadores como el de este famoso predicador, sin embargo ese dedo tan dispuesto a acusar se volvió contra si mismo cuando fue público (14) que él mismo solía practicar una pornografía todavía más literal que la que él había criticado en los músicos de rock. "Tenemos las mismas tentaciones que los demás hombres, y también algunas tentaciones añadidas" (15), escribía en otro de sus folletos. La generalizada sospecha de que había en realidad un propósito oculto y secreto en el rock, sino comunista al menos satánico, unida a sus escasas pruebas, explica que surgiese la idea de que los mensajes los estaban grabando en realidad de forma subliminal. Y es que escuchada a la inversa cualquier música (16) reproduce unos, a veces tenebrosos, y siempre extraños sonidos que bien pueden darse a cualquier tipo de interpretación; especialmente si es que se busca oír algo en particular. Hasta tal punto llegó el asunto que Pink Floyd decidió grabar en Big Blue Sky el siguiente mensaje: "Felicidades, usted ha descubierto el mensaje secreto. Por favor, envíe su respuesta al viejo Pink, en la casa de locos" (17). La iglesia en el norte de America, que ya hacía mucho tiempo había olvidado las palabras de Jesús que decían: "Mi reino no es de este mundo, mi reino no es de aquí", no estaba dispuesta a perder su poderío. "Durante la gira norteamericana de Ozzy Osbourne en 1984 -escribe Mariano Muniesa en 'La Historia del Heavy Metal'-, el reverendo Richard Czachor consiguió que el Gobernador del Estado prohibiera la actuación de Ozzy en Pensylvania, acusándole de realizar apología del satanismo en sus conciertos, mientras durante el resto de la gira, miembros de una organización neofascista norteamericana, el Catholic Youth Center, repartía octavillas y hacían exhortaciones a la gente que iba a entrar al recinto del concierto de que Ozzy era un profanador de iglesias y un enemigo de América (¡), llegando en algunos casos a encadenarse a las puertas del lugar del concierto para impedir que la gente entrara" (14).
Esta actitud fanática ha tomado, afortunadamente menos a menudo, tintes aún más trágicos que aunque ciertamente se dieron en circunstancias aisladas no dejan por eso de ser significativas. Es el caso, por ejemplo, de lo que ocurrió aquel 8 de diciembre de 1980 en el que Mark David Chapman descargó el contenido de su pistola sobre el cuerpo de John Lennon, creyendo él "estar destinado por designio divino a derribar al falso mesías" (19). O lo de aquella noche del 1 de abril de 1984, en la que durante una fiesta familiar en la queel reverendo Marvin después de una violenta discusión acerca de todo aquello que nunca había soportado y que detestaba de su hijo Marvin Gaye (famoso compositor e interprete ajeno a la iglesia) acabó con la vida de su hijo ayudándose de un revolver (20). La defensa del padre alegó que había sido 'trágicamente provocado' y finalmente fue puesto en libertad condicional durante cinco años por la fiscalía con el cargo de 'homicidio casual voluntario' (¿*!). El gobierno de Ronald Reagan fue especialmente propicio para la multiplicación de asociaciones en contra del rock. Según Jordi Bianciotto, quien en su libro "La Censura en el Rock" desarrolla mucho más profundamente este tema, su misma esposa Nancy Reagan propuso leyes para que los discos ofensivos estuviesen escondidos en papel de embalar a la hora de ser vendidos (21). El famoso Tripper Gore, junto a otra ilustre mujer llamada Susan Baker, formó en 1985 la famosa asociación Parent´s Music Resource Center, más conocida por sus siglas PMRC. El Gobierno y la Iglesia, como en otras muchas ocasiones, continúan trabajando unánimes aun hoy en su lucha en contra de este tipo de manifestación. evitando la distribución de determinados discos y la celebración de algunos de sus conciertos. En 1994, por ejemplo, en el estado de Pennsylvania se lograba aprobar una ley que castigaba al menor con jornadas de trabajos que iban de las veinticinco a las cien horas sólo por comprar uno de esos discos señalados, o con un arresto si eras el dependiente que había vendido el disco en cuestión. El hecho de que discos de Roxy Music tuviesen que venderse envueltos en papel verde o de que Perry Farrell (de Jane´s Adiction) fuese llevado a juicio por una de sus portadas, sólo son dos ejemplos más de entre los muchos casos de fanatismo en los que se han inspirado libros enteros. "Es algo que siempre ha existido -señala Jerry Gaskill, de King´s X- Hay un sector de la población americana que siempre ataca todo lo que sea ligeramente diferente a como ellos piensan o sienten. A veces la prensa le da publicidad y a veces no. Creo que simplemente es algo que está ahí.". Además la continuidad de la polémica está garantizada, al menos por parte de ciertas organizaciones. Escrito en una nota al final de los textos que la organización Truth About Rock distribuye para advertir acerca de los males de este tipo de música se encuentra el siguiente testamento: "Puesto que hay un constante movimiento de nuevos grupos en el rock, algunos de estos mencionados antes pueden no ser actualmente muy conocidos. De cualquier forma, ten por seguro que otros grupos han tomado su lugar y continúan presentando un mensaje similar" (22).
3. La asociación del satanismo con las diferencias del salto generacional:
"Todo el que escuche esta basura está entrando abiertamente en comunión con espíritus malignos". Jimmy Swaggard (23).
Una vez agotados y desfasados los recursos que ofrecían las diferencias raciales, sociales y políticas todavía pudo sobrevivir la cuestión del satanismo, cuestión a la que se han podido estar aferrando hasta hoy gracias al hecho de que este movimiento goza de una tremenda mala fama a casi todos los niveles de la sociedad. La lista de los libros y pequeñas publicaciones que se han escrito relacionando estos temas (lista de entre la cual he seleccionado una pequeña representación en la bibliografía) sería interminable.
El hecho de que el rock haya sido perseguido tanto por el Protestantismo, el Catolicismo, el Islam o los Testigos de Jehová, como por los que sin tener una religión en particular simplemente amaban las buenas y tradicionales formas, no hace sino confirmar que la polémica no se debió nunca a razones teológicas del auténtico cristianismo. El germen, la semilla que produce este tipo de enfrentamientos entre el mundo religioso y el pagano en los que la iglesia se ha visto envuelta no debe buscarse en la enseñanza de la doctrina del cristianismo bíblico (para ellos meramente teórico), sino en la misma naturaleza intolerante del ser humano que siempre -como dijo alguien- considera 'deficiente' aquello que es 'diferente'. En todas las épocas los que han tenido el privilegio de escribir, incluidos sabios como Platón, han tenido una idea muy concreta de cual era el tipo de música más conveniente. Es por eso que actuan con intolerancia entre sì, no sólo las diferentes ideas religiosas, sino también los diferentes partidos políticos, los diferentes equipos de futbol,... o incluso las diferentes formas de entender el rock. Pero si nos centramos en el caso del fanatismo religioso en los Estados Unidos y su repercusión en España, entonces debemos hablar indudablemente de católicos y protestantes. "Todo el que escuche esta basura está entrando abiertamente en comunión con espíritus malignos", aseguraba el predicador Jimmy Swaggard. Y es que, como reflexionaba Doug Pinnick, el vocalista de los sureños King´s X, "cualquier cosa que surja y que sea nueva y distinta, lo primero que dirá la gente será: 'no es de Dios, es del diablo'. El rock and roll se ha visto siempre como una cosa satánica, desde el principio. Recuerdo mi bisabuela diciéndole a mi abuela que el blues era música satánica" (24).
Los españoles no nos quedábamos cortos. En 1986, con ocasión de los numerosos escándalos al otro lado del charco, se editaba en España un libro titulado "Música Rock y Satanismo" (25) y repleto de las supuestas alusiones de los músicos de rock al satanismo que René Labán, su autor, había encontrado en una también supuesta investigación. Lo mismo podríamos decir de "El grito del Averno" de Ricardo Sansano o de "Las Sectas Satánicas" de Pilar Salarrullana , libros en los que hasta Danza Invisible, Luz Casal y El Ultimo de la Fila, entre otros muchos, encuentran su lugar en ese plan diabólico. Aunque, eso sí, nunca ha sido el fanatismo tan exagerado aquí (especialmente después de la dictadura) como en los Estados Unidos de América, donde -por poner otro ejemplo- asociaciones como Sceptre Publications distribuyen actualmente, casi 50 años después del nacimiento del rock, obtavillas dedicadas a grupos como Metallica, Soul Asylon o Megadeth (26), especialmente concebidos para que puedan ser repartidas durante sus conciertos en cualquier punto del país. "El movimiento evangelista es el que realmente mueve los hilos" (27) concluía Andy Stout, periodista de una publicación especializada inglesa. "Creo que los europeos no utilizan el arte como chivo expiatorio de otras cosas, en general. Aquí (en América) las autoridades, ya sean padres o gobernantes tienen mucha más tendencia a echar la culpa a un cuadro o a un disco que a enfrentarse a los verdaderos problemas que se plantean. Quizá sea porque los evangelistas nunca han conseguido echar raíces a ese lado del Atlántico, y la gente, no la Iglesia ni los gobiernos, es la que decide lo que es y no es apropiado para el consumo" (28), decía Vernon Reid, de Living Colour.
a. La verdadera ideología satánica:
"Haz lo que quieras, será la única ley". Alister Crowley (29).
Para sorpresa de los mismos cristianos, el hecho de que muchos de los sacerdotes, predicadores y escritores asociasen las actitudes innatas que ellos consideraban 'moralmente incorrectas' con una intervención directa de la persona de Satanás, provocó en buena parte de la población blanca, al igual que lo había hecho entre los afroamericanos (30), una especial atracción por ese personaje. Consecuentemente el satanismo de este siglo no trata tanto de inculcar en el individuo una especial adoración al 'Diablo' como de enseñarle a que éste se la dé a sí mismo, enseñándole al individuo el valor de complacer sin prejuicios y por encima de todas las demás cosas esos deseos más naturales e innatos del hombre. "Haz lo que quieras, será la única ley", concluía Alister Crowley (31).
Bajo este punto de vista bien podría el cristianismo institucional considerarse culpable de que el satanismo adquiriese la forma que adquirió. "La hipótesis cristiana de la realidad del mal hace al demonio igual a Dios -decía también el mago que tan venerado fue en los 70, Alister Crowley-. Entonces, si tenía que tomar partido, no me era difícil decidirme. Las fuerzas del bien eran aquellas que siempre me habían oprimido, veía como destruían diariamente la felicidad de mis semejantes"; "El problema no era satanizar, -continuaba Crowley- era simplemente escapar de los opresores y gozar del mundo sin interferencias de ningún tipo de la vida espiritual" (32). Fueron en realidad los predicadores quienes atrajeron la atención sobre el diablo atribuyéndole a él unos deseos que, aun bajo los parámetros del cristianismo, se original dentro del hombre mismo. Esa típica confusión entre lo que es el innato deseo del hombre y lo que es provocado por el diablo es la inteligente escusa que muchos cristianos como el predicador Jimmy Swaggart presentan para justificar sus continuos escesos. Sin embargo, como bien decía el sabio apóstol Santiago "cada cual es tentado cuando de su propia concupiscencia es atraido". Anton La Vey, el recientemente fallecido fundador de la Iglesia de Satán en el Estado de California, contaba como durante su más temprana juventud solía observar mientras tocaba un órgano en el circo donde trabajaba "a unos hombres que, el sábado por la noche, observaban con lujuria a las muchachas semidesnudas que estaban bailando en el carnaval; y el domingo por la mañana, -continuaba contando él- cuando yo estaba tocando el órgano para unos evangelistas de carpa en el otro extremo del carnaval, veía a los mismos hombres sentados en las bancas con sus esposas e hijos, pidiéndole a Dios que les perdonara y que les purificara de sus deseos carnales. Y el siguiente sábado por la noche, estaban de nuevo en el carnaval o en algún otro lugar licencioso. Entonces supe que la iglesia cristiana prospera a base de hipocresía, y que la naturaleza carnal del hombre termina por dominarlo" (33).
No es de extrañar que los libros de polémica escritos por estos predicadores sea motivo de mofa y burla, ya no sólo por lo inoportuno de las conclusiones a las que llegan algunos sino también por la poca rigurosidad de sus investigaciones (34). Por ejemplo pocos de ellos se resisten a mencionar a este Anton LaVey como si de un precursor del satanismo en el rock se tratase, cuando en realidad este estuvo siempre muy lejos de congraciarse con una música como esa alegando que no era útil para encontrar el estado ideal de sus propósitos religiosos (35) en palabras que en realidad poco le diferenciaban de sus detractores los cristianos.,"por lo que a mi respecta, no es más que ruido".
b. El satanismo según los músicos de rock.
"No nos interesa ni Dios, ni el Diablo, sólo estamos interesados en el rock'n'roll" . Angus Young (AC/DC) (36).
Como decía, la asociación que el cristianismo tomó por norma hacer entre algunos músicos de rock y el ocultismo era cuanto menos cómica. Ciertamente algunos músicos, especialmente dentro del heavy metal, han usado unas poses, una estética y una terminología ambigua en sus canciones. Sin embargo, como iremos viendo, estas insinuaciones eran constantemente desmentidas en sus entrevistas. Paul Stanley de Kiss, con cierta escasez de palabras declaraba indignado, al mismo tiempo que recordaba haber visto su foto en una revista con el titular de 'El Anticristo': "Si alguien ha sido capaz de pensar durante un minuto que hemos sido capaces de hacer cualquiera de esas barbaridades que dicen de nosotros por publicidad, o por hacer a Kiss todavía más famosos, lo único que puedo decirle es: '¡Vete a la mierda!'" (37).
I. La herencia estética.
"Con una música como ésta, no se puede hablar de flores del campo. ¡No pega!". Rob Halford (ex Judas Priest) (46).
Algunos de los primeros músicos de rock and roll, como Jerry Lee Lewis (47) o Elvis Presley (48), criados y enseñados en la iglesia, llegaron a creer que había un poder real y diabólico detrás del rock n'roll (49). Pero lo cierto es que salvando esas excepciones la inmensa mayoría de los músicos de rock que vinieron pasados aquellos primeros años jamás ha creído en lo sobrenatural y mucho menos que su música tuviese alguna conexión con un ser real llamado Satanás. Angus Young, el mítico guitarrista de una de las bandas más mal interpretadas en este sentido, AC/DC, declaraba en 1982: "Yo he leído la Biblia, y según quienes la escribieron la palabra del Diablo es 'MAL'. ¿Has leído tú en algún capítulo de la Biblia que la palabra del Diablo sea 'rock'n'roll'?. Que yo recuerde la Biblia no menciona en ninguno de sus libros la palabra 'rock'n'roll'... Pero esos estúpidos sacerdotes sólo se dedican a asustar a la gente. Eso es lo que pretenden. Pero con nosotros no pueden hacer nada, porque no nos interesa ni Dios, ni el Diablo, sólo estamos interesados en el rock'n'roll." Aunque ciertamente no creían ni en Dios ni en el Diablo muchos músicos cogieron, eso sí, una estética lo suficientemente alusoria a lo que esos predicadores y sacerdotes denominaban 'satanismo' como para poder crear una polémica que despertase expectación. Los grupos de rock duro y heavy metal han sido con toda seguridad quienes más han jugado con este tipo de ficción, llegando esos dos conceptos: música y apariencia, a ser entre ellos prácticamente inseparables. "Con una música como ésta, no se puede hablar de flores del campo. ¡No pega!" comentaba Rob Halford (ex Judas Priest).
Pero no nos confundamos, incluida en la tradición ancestral de muchos países, entre los que se encuentra por supuesto España, existe la costumbre de sacar a las calles, y generalmente con motivo de festividades religiosas, muñecos o personas disfrazadas que representan a la muerte, a Judas o al mismo diablo. Aquellos que tratan incesantemente de ver el lado herético de los cambios de la cultura contemporánea harían bien en aprender de Menendez Pidal aquello de que "en los cultos primitivos está la explicación de nuestras actitudes heréticas". Cualquiera de los cuentos indoeuropeos de los que proceden los que hoy pueden leer a salvo nuestros hijos en esos retocados, inocentes y coloreados cuentos para niños contenía más dosis de brujería, sexo y violencia de lo que podría esperarse de cualquier película retrasmitida de madrugada.
La atracción que el mal ejerce sobre las personas es precisamente la que ha permitido que esas tradiciones, aunque reprimidas, se hayan conservado durante miles de años, durante los cuales sobra decir que no existía el rock. Screaming Jay Hawkins fue quizá el primero en responder a esta demanda en la década de los 50, disfrazándose de una especie de gurú, envuelto en un decorado selvático -recordemos que el origen de todos los males de muchos americanos procedía de Africa- , y saliendo de un ataud como climax de la actuación. Existen buenas razones para pensar que aun en este primer caso las motivaciones comerciales lo determinaron todo.
Es muy significativo también cómo ignoran todos esos conferenciantes y escritores religiosos el hecho de que el teatro de morder la cabeza de un pequeño animal en público lo hizo Ozzy Osbourne la vez primera por equivocación y la segunda en una cómica (trágica por supuesto para el animal) reunión de la discográfica en la que él trataba de atraer la atención sobre sí mismo, ante fotógrafos y periodistas, con el fin de fraguarse su propia carrera al margen de Black Sabbath, el grupo que acababa de dejar. "Es sólo un espectáculo. No sé comosacar un conejo de una chistera, así es que cuánto menos un Demonio" (50), se confesaba él. David Lee Roth, antiguo cantante de Van Halen, también decía a este respecto: "Es lo mismo que en un film de terror. Todo el mundo va a ver las películas de miedo para asustarse. Sabiendo muy bien que no pertenecen a lo real. Unicamente para entretenerse durante un minuto. Pasa lo mismo con esos grupos. Ellos lo saben y sus fans también". Sobre el tan manido asunto de la canción de los Rolling Stones titulada 'Symphaty for the Devil', cabe decir que Mick Jagger apenas si conserba ya recuerdos y los pocos que conserva delatan bastante poca relacción con el satanismo: "Creo que saqué el título de Baudelaire, pero podría equivocarme. En cualquier caso, lo saqué de la literatura francesa. Cogí un par de frases y luego fuí ampliando... La canción trata de las atracciones de contrarios y de darle la vuelta a las cosas... Todo se reducía a sexo, beber y drogarse. Era bastante aburrido, la verdad".
Bob Larson, un popular predicador norteamericano que había dedicado la mayor parte de sus esfuerzos en la lucha contra el rock a través de conferencias, libros y un programa de radio con una gran audiencia llamado "Talk-Talk", fue contratado para acompañar a Slayer en una de sus giras con el propósito de que una vez completa ésta, él escribiese un artículo que la revista publicaría -a modo de 'curiosidad por el contraste' imaginó él, aunque otros aseguran que pretende competir con ellos en morbo y esoterismo. Afortunadamente durante el tiempo de 'convivencia' que pasó con ellos en la gira, Larson supo ceder a la evidencia, llegando a la conclusión de que "si los miembros de Slayer le vendieron su alma a Satanás, lo hicieron en el banco y no en una misa negra" (55). Kerry King, el guitarrista principal y compositor en esa banda declaraba en una larga e interesantísima entrevista publicada en la revista Cornerstone: "Es un trabajo tío... Nosotros hemos conseguido una audiencia, así que lo que tenemos que hacer es sacar algo que ellos quieran oír.... Fue escribiendo canciones como "Hell Awaits" cuando pensé que debería leer algo de la Biblia Satánica... Pero lo dejé antes de llegar a la mitad... Porque ésta sólo era una forma de manipular tu mente haciéndote creer que eres lo que ellos quieren que seas" (56).
Dave Lombardo, por otro lado, tras haber abandonado la batería de este mismo grupo para tomar la del suyo propio, Grip Inc., declaró: "Quería que Grip fuese una banda realmente agresiva y fuerte, pero sin entrar en toda esa mierda del satanismo, los muertos, etc. De todo eso ya he tenido bastante" (57). A pesar de las presunciones de aquellos que se asomaban con temor y prejuicios a estos grupos "Casi ninguno de los grupos de death metal profesaban ser realmente satánicos, lo que le daba al death metal una apariencia de artificialidad ligeramente ridícula a veces", declaraba el periodista Mark Bangers en su enciclopédica obra 'Headbangers'. Muchos grupos de thrash metal que habían adoptado esa temática al principio, probablemente como una herencia de los pioneros Venom, con el tiempo llegaron incluso a sustituirla por otras casi tan alejadas del satanismo como el mismo cristianismo: el altruismo. Es el caso de Sepultura (58), Obytuary (58), Death (59) o Megadeth (60). A través de las entrevistas Dave Mustaine, fundador, vocalista y líder de estos últimos, no ha dejado lugar a dudas de que en su propia vida se ha dado uno de los más bruscos cambios en este sentido, cambiando él su drogadicción por una intensa búsqueda espiritual. "Leí la biblia satánica y todo eso, pero era todo tan contrario a lo que yo quería... Hubo un tiempo en el que me sentía satisfecho siendo parte del lado oscuro porque no entendía la luz" (60) -meditaba en voz alta el vocalista de Megadeth. Fue en esa época en la que una organización caritativa de Hersey (PA), en Estados Unidos, rechazó un donativo de casi una tonelada de comida que este grupo, Megadeth, quería hacerles, alegando: "Esta banda es demasiado dura,... Está metida en el tema de la promoción de las drogas y el alcohol" (61). "Mujeres, alcohol, satanismo,...bah, eso es demasiado sencillo y aburrido" -declaraba el batería de Metallica a finales de los 90 (62). En esta época algunos músicos de rock llegarían incluso a hacer burla de esa estética 'diabólica' en sus canciones -como demuestra el ejemplo de "665-667" de Soundgarden. El mercado había cambiado tanto al finalizar los 80 que la prensa no dejó, probablemente hasta la aparición de grupos como Marilyn Manson o Dover (63), de ridiculizar las poses de esos que aún no se habían adaptado a los nuevos tiempos. El caso de Marilyn Manson es especialmente ilustrativo de todo cuanto estamos hablando en este estudio y más adelante hemos apartado toda una sección para él. Brian Warner -su verdadero nombre- había aprendido a burlarse de los cristianos conservadores desde que siendo joven, en la Escuela Cristiana Heritage, hacía contrabando de discos prohibidos de heavy metal entre sus compañeros. No debió resultarle difícil, por tanto, inventar un personaje como Marilyn Manson en su disco 'Antichrist Superstar': un personaje que utilizando la gratuita publicidad de la polémica le lanzase al panteón de la fama. "Para mi el satanismo nunca tuvo nada que ver con la adoración al diablo..." (63) declaraba incansablemente el cantante. En realidad toda esa imaginería satánica estaba especial y exclusivamente diseñada para provocar el espanto de la América conservadora, que a su vez provocaría una elevadísima compra no sólo en la América no conservadora sino en todo el mundo. Todo esto ha sido tan evidentemente explicado por Marilyn Manson en toda la prensa mundial que resulta increible que aun haya líderes religiosos que se manifiesten como lo hicieron en Córdoba las Asambleas de Dios con ocasión del concierto de Dover en mayo de 1998. Sólo la sencillez e ingenuidad de estas personas, que llegaron incluso a mal interpretar el título del disco 'Devil come to me' como una invocación al Diablo, puede llegar a explicar estas actitudes. "Nuestra intención como iglesia no ha sido en ningún momento ir contra ninguna persona, sino el desarrollar la labor de protección espiritual que le correponde a la iglesia" -nos declaraban por carta asustados por las posibles consecuencias de haber invocado al Diablo ante 3.000 personas. No debieron advirtir, obviamente, que el grupo había declarado ya, también incansablemente, que todas las referencias al Diablo en ese disco, así como otras a los ángeles e incluso a Jesucristo en las que no repararon las Asambleas de Dios, obedecían a un propósito méramente estético. La intención de Dover no fue sino editar un disco conceptual, temático, que diese el acpecto de ser religioso, pero humano al mismo tiempo. "Es algo fantástico,... son cuentos, contamos historias. Todo lo de la historia del demonio lo hemos representado en la portada, es un diablo humanizado, algo onírico, de ahí el título y el tema que abre el disco 'El diablo vino a mi'." (63), -comentaba Cristiana Llanos de Dover.
- Tu eres satánico, ¿verdad?. -le preguntó Angel, el sacerdote protagonista de la famosa película "El día de la Bestia", al dependiente de la tienda de discos que le acompaña durante la mayor parte del tiempo.
- Sí Señor; y de Carabanchel. -contestó seguro de sí mismo José María, el dependiente, parodiando el tipo de satanismo que viven muchos de los seguidores de estos grupos.
En realidad, lo absurdo de buscar al Diablo donde sólo hay mera estética (en el caso de José María, el dependiente de la tienda de discos) o fraude (en el caso de Cavan, el vidente televisivo) puede verse a lo largo de todo este largometraje de Alex de la Iglesia. "Lo que es verdaderamente violencia -declaraba a la prensa este vasco- son los coloquios en televisión, donde se expone de manera evidente la estupidez intelectual exportada a través de la pantalla a millones de personas" (64)..."Para mi el pensamiento satánico es la xenofobia... Detesto el que todos tengamos que ser guapos, rubios y encantadores, como en los anuncios de la tele" (65). Después de tantos siglos de confusiones entre superstición y cristianismo -recordemos que hasta el año 447, en el Concilio de Toledo, la Iglesia no había definido la forma del Diablo y que a esta altura los escritores de la Biblia poco podían opinar-, el Diablo en esta sociedad tiene muy poco que ver con el Diablo de la Biblia. Por ejemplo Alex de la Iglesia definía al Diablo -al Diablo del que él había oído claro- como un personaje que busca el conocimiento, "que las cosas cambien, progresar,..." (66). En cambio el interés del Diablo que define la Biblia está fundamentalmente en buscar que los seres humanos enfoquemos nuestros esfuerzos, no en el progreso y el bienestar de los demás, sino en el bienestar propio a costa de todo lo demás. Teniendo esto en cuenta esos programas de televisión, bíblicamente hablando, serían como casualmente intuye Alex de la Iglesia mucho más 'satánicos' que películas como las suyas. Por ridículo que parezca la realidad es que muchos de los músicos, acusados de satanistas por estos predicadores, tenían una opinión muy buena de la persona de Jesucristo. Algo que puede verse en entrevistas de músicos como por ejemplo Alice Cooper, quien llegó a decir: "Lo único que me importa es que nunca he sido antirreligioso ni antidios. Soy cristiano ¿sabes?, nunca jamás me verás elogiando a Satanás" (67). No menos sorprendente fue el caso de uno de los músicos del ex-Mercyful Fate King Diamond, que abandonó la banda confesando tener unas creencias de tipo cristianas y estar cansado de toda la parafernalia satánica de su líder (68). El problema lo tenían muchos de estos músicos (69), eso sí, con el cristianismo institucional debido a hechos muy concretos que sólo de mencionarlos producen vergüenza. Max Cavalera, vocalista del grupo brasileño Sepultura declaraba a la prensa: "Crecí siendo católico, pero lo he dejado durante mucho tiempo. No sé tío, en Brasil ellos te fuerzan para conectarte con la religión... Ahora mismo creo en Dios, pero no en el Dios católico. No creo que tengas que pagar deudas, sólo necesitas creer" (70). "Lo de los telepredicadores es acojonante, en serio. De pronto aparece un jodido cura de mierda diciéndote: '¿Sabe que ahora mismo puede hablar con el Señor si lo desea?'. Me entran ganas de coger a ese farsante y gritarle: '¿Y si no quiero hablar con él?, ¿eh?, ¿qué pasa?'. Yo creo en Dios, tengo tatuado en mi brazo el rostro de Jesucristo y aunque no lo creas me gusta rezar. Pero odio las religiones organizadas como negocio o como estructura de poder".
II. El crudo realismo social y existencial.
"...De ese ambiente no van a salir nunca canciones blandas ni letras agradables ¿me entiendes?" . Phil Aselmo (Pantera) (38).
Normalmente, salvando raras escepciones, desde las canciones de la música rock se ha hablado de los asuntos cotidianos de las personas que lo interpretaban. El problema es que para algunos cristianos el asunto cotidiano de una persona que no cree ya es en si 'satánico', como si el mundo sólo pudiese dividirse en dos polos opuestos 'bien/mal'. Ignoran que esta teoría la toman no del cristianismo mismo, sino de conceptos 'paganos' o -lo que para más colmo para ellos es lo mismo- 'satánicos'. Pedirle a una persona que 'no cree' que se comporte 'como si creyese' es un asunto muy peligroso aun bajo los parámetros del cristianismo, pues bien es sabido que en la Biblia Jesús muestra a menudo cuánto aborrece la hipocresía.
"Nueva Orleans es la ciudad en la que hay más crímenes sin resolver de todo el país -decía Phil Anselmo, vocalista de Pantera-, tenemos siempre un clima horroroso y todas las razones del mundo para dedicarnos a la bebida o cualquier otra clase de drogas. De ese ambiente no van a salir nunca canciones blandas ni letras agradables ¿me entiendes?" (41). " América es el país más violento del mundo - continuaba el líder del multirracial grupo Dann Reed Network-, lo que significa que muchos de estos censores piensan, humm, 'quizá podamos contribuir un poco a resolver los problemas'. Creo que sus intenciones son buenas, pero se equivocan si piensan que la censura va a resolverlos. La educación es la única solución" (42). Independientemente de cuales fuesen sus intenciones de lo que no parece haber duda es de que en la mayor parte de los casos los líderes religiosos demostraban a través de sus declaraciones una 'ingenuidad' de grados preocupantes. Ricardo Sansano, por ejemplo, exclamaba horrorizado en uno de sus libros, mientras contemplaba una de esas postales de regalo en las que disfrazan a los niños de punkies: "¡Niños punk!. ¿Cúal será su futuro?" (43).
Alice Cooper, con el fin de hacer ironía acerca de las bajezas de nuestra sociedad, popularizó una especie de rock-teatro del terror que fue especialmente atacado por la religión institucional. Su teatro del terror sin embargo tenía mucho que ver con lo que realmente es importante en esta vida a diferencia de lo que lo tenía la mayoría de las 'cancioncillas' de amores y desamores que si se admitían más popularmente. El teatro fue útil para expresar con efectividad las ideas aun para muchos de los profetas de la Biblia (51) y no siempre con un lenguaje agradable (52). Como decía Gene Simmons, de Kiss: "Si tubiésemos que ponerle una etiqueta para avisar de los perjucios morales que algunos productos pueden producir, la Biblia -un libro que me encanta- tendría que ser la primera en pasar por la censura. Está plagada de incestos, asesinatos y crueles castigos". De hecho, a pesar de que la Biblia no justifica ninguno de esos actos, multitud de asesinos han justificado guerras y continúan aun hoy justificando sus propias barbaridades con textos bíblicos. Con su imagen de espectro asesino, aunque Alice Cooper se ganó muchas injurias que después también tuvo que ir desmintiendo (53) -como el significado de "School's Out"- nunca trató de difundir el satanismo sino de "satirizar la obsesión americana de sexo, muerte y dinero" (54): algo que, dicho sea de paso, deberían haber estado haciendo los sacerdotes que se entretenían en otro tipo de cuestiones como ésta de la que estamos hablando.
Cuando los protagonistas de esa estúpida película titulada Wayne´s World I y II entran en el camerino de Alice Cooper esperando encontrar la tradicional escena de sexo, drogas y rock and roll a la que aparentemente se suele asistir en este tipo de sitios no pueden dejar de asombrarse al encontrarle en realidad sentado y hablando de filosofía a unos chavales como si de Sócrates se tratase. Y es que sin duda, cuando hablamos de Alice Cooper, no estamos hablando de otra descerebrada estrella del rock. Algo que se trasluce incluso en su conversión al cristianismo. Los primeros rumores llegaron contando que Alice Cooper estaba reuniendo en su casa a diferentes líderes cristianos para hacerles preguntas; actitud ésta que por desgracia, le diferencia -al igual que a aquellos judíos de Berea elogiados en el relato bíblico- de toda esa interminable lista de famosos convertidos y desconvertidos en poco más de dos años. "Espero que no nos des esperanzas y luego te eches atrás como hizo BJ Thomas" -parece que le dijo algún inoportuno listillo en una asamblea cristiana de San Diego antes de su conversión. "Bueno, espero que no -le contestó él- Simplemente estoy esperando en el Señor".
Vince Furnier, que es como le bautizaron hace más de cincuenta años en Phoenix, conocía en ese momento el argot de la iglesia principalmente porque su propio padre había sido un misionero reformado a los indios Navajos y el padre de su esposa Sheryl, pastor bautista en California, no había dejado hasta ese momento de enviarle a él y a su hija libros cristianos. Libros que eran rutinariamente olvidados en un cajón hasta que Alice vio al autor de algunos de estos en un anuncio de golf -deporte al que eran aficionados tanto Alice como ese escritor en particular-, la pareja pide más información al por tantos años preocupado padre, éste les recomienda asistir a la mencionada asamblea y ellos acceden a ir.
A pesar de que según su propio testimonio había creído en la existencia de Dios desde su infancia su vida no se había desarrollado en absoluto conforme a la que había llevado Cristo para dar ejemplo a sus discípulos. Ya después de editar el séptimo del total de sus 25 discos, 'Muscle of Love' , en 1974, Alice Cooper se ve obligado a internarse en una clínica debido a su manisfiesto alcoholismo. Alcoholismo que le acompañará durante la mayor parte del resto de su irregular carrera a pesar de que, por una de esas ironías de la vida, siempre conservó un propio y riguroso sentido de la moral que se expresaba en parte por medio de sus espectáculos. Sus conciertos, a semejanza de los de su descubridor Frank Zappa, ironizaban sobre las bajezas de la sociedad en la que vivían y lo hacían además por medio de provocativas extravagancias relacionadas con las películas y los comics de terror. "A esta sociedad que te encomienda unos papeles cada vez más precisos, cada vez más estrechos, cada vez más opresivos, nosotros le hemos respondido rechazando incluso nuestro papel biológico -declaraba Alice Cooper cuando en los setenta alguién le pedía explicaciones acerca de porqué un grupo de rock formado por hombres se había puesto el nombre de una mujer- . No queremos ser considerados como machos o hembras, sino como seres humanos, habitantes del planeta Tierra, que es una mínima partícula de un cosmos que es, a su vez, nuestro único punto de referencia. Nosotros estamos de viaje por el espacio, el motor es el amor, el amor por todos los seres vivos, sin distinción de raza, ideología, ni cultura... y aún menos de sexo; donde hay amor hay un corazón que late. Nuestra música habla de esto, nuestro cuerpo habla de esto...". Ni que decir tiene que su espectáculo era interpretado por la mayor parte de los predicadores como una apología del mismo tipo de vida del que se burlaba. No obstante también era cristiano alguien que dijo en Internet que "¡son extraños los días en los que el rey del rock-provocativo tiene más que decir sobre la vida real que muchos de los predicadores contemporáneos!. La persona extravagante de Cooper le permiten tratar temas que son normalmente (por desgracia) censurados en el circulo cristiano". "La mayor parte de las personas que afirman tener un verdadero conocimiento de Cristo no conocen gran cosa sobre él, no estudian su vida y sus palabras, y no entienden quien es realmente" -decía tras su conversión al cristianismo, alegando conocer "cristianos auténticos", alguno de los cuales, es de suponer, asistirán con él a las reuniones de Camelback Bible Church, en Scottsdale/Phoenix, Arizona, donde él y su mujer han sido vistos ultimamente.
Es por que Alice Cooper siempre consideró su trabajo como moralizador que -si bien ha cambiado cosas en su vida privada- apenas si ha cambiado algo en su espectáculo. "Pienso que la gente llena sus vidas, unas veces con drogas, otras con coches, y otras con lo que sea. Yo he llenado la mía con un sincero y divino amor al rock and roll. ¡Nunca dejaré mi actitud hacia el rock and roll porque creo que el rock and roll es grande!. Soy el primero en defenderlo, soy el primero en tocarlo lo más alto que puedo, pero cuando se trata de mis creencias, soy el primero en defenderlas también. Y eso me ha llevado a tener problemas con algunos cristianos que creen que para ser cristiano tienes que estar de rodillas las 24 horas del día encerrado en algún sitio. Mira, quizá halla gente que pueda vivir así, pero no creo que sea la manera en la que Dios espera que vivamos. Cuando Cristo vino, él estaba con las prostitutas, los alcohólicos y la gente de mala fama porque eran quienes le necesitaban". A pesar de que Alice Cooper siempre ha mantenido unas excepcionalmente buenas relaciones con sus compañeros de trabajo, primero con músicos como Jim Morrison (el éxito de 'Eighteen' coincidió con el de 'Riders on the Storm' de The Doors) o John Lennon, y ahora con otros como Rob Zombie, para quienes todo han sido elogios, su relación más popular en la prensa ahora mismo se caracteriza más por cierto distanciamiento. "Es brillante... Lo único con lo que tengo problemas es con su visión del cristianismo..." - declaraba acerca de su algo enfrentado discípulo Marilyn Manson. A pesar de que esta joven y arrolladora estrella del rock le debe tanto no ha dejado por su parte de acusarle a menudo de ser diferente en el escenario a como es en la vida real, ante lo que su maestro, sorprendido, alega: "¿Cómo puede ser él Marilyn Manson cuando lleva a su novia a cenar o va a comprar lo regalos de navidad?".
"Hemos convertido al hombre en un dios y como somos tan esclavos de nuestra codicia, estamos haciendo un trabajo fatal (...) Creo que necesitamos bajarnos del trono y volver a colocar a Dios en su lugar" (...) "Tenemos a Dios empujándonos por un lado y al Diablo empujándonos por otro y nosotros estamos en medio. Tenemos que tomar una decisión. Y todo el mundo, en algún momento de sus vidas, tiene que tomar una decisión. Cuando la gente me dice '¿Cómo puedes creer esto?', '¿Por qué crees esto?' yo les digo que nada más habla a mi corazón. No habla a mi intelecto, no habla a mi razón -habla directamente a mi corazón y a mi alma, más ondamente de lo que lo hace cualquier otra cosa en la que haya pensado. ¡Y lo creo totalmente!"
El realismo social, por lo cruel que inevitablemente ha resultado cuando se ha plasmado en las canciones, se ha confundido con meras apologías del suicidio. Por ello, como es bien sabido, algunos músicos han sido llevados a juicio. Curiosamente, no obstante, ha habido más a menudo, aunque también resulte difícil de creer, casos concretos de gente que confiesa haber encontrado las ganas de vivir después de escuchar determinadas canciones, como comentan los mismos músicos de grupos como Testament (44) o Pennywise (45)., y no por eso deberíamos deducir que el rock es terapéutico en esencia.
III. El interés en el ocultismo.
"No adoro al Diablo, pero la magia me intriga. La magia de todas clases". Jimmy Page (Led Zeppelin) (71).
Sería injusto si terminásemos este trabajo sin haber mencionado que dentro del mundo del rock sí han existido músicos (no grupos enteros en la mayoría de los casos) que han manifestado tener cierto interés en el ocultismo y/o el satanismo. Un interés nunca mayor en proporción -eso sí- que el que siempre ha mostrado la gente de cualquier otro tiempo por estos temas. Jimmy Page (de Led Zeppelin), que tiene en su posesión como colección una buena cantidad de objetos de Alister Crowley, declaró en una ocasión: "No adoro al Diablo, pero la magia me intriga. La magia de todas clases". Bruce Dickinson (ex Iron Maiden) llegó incluso a escribir un libro acerca de la vida del ya citado Alister Crowley (72). Pero aun en estos casos, digamos excepcionales, ese interés no deja de ser en la mayor parte de los casos mera curiosidad. Por ejemplo se ha escrito mucho acerca de la decisión de John Lennon (de The Beatles) de incluir la fotografía de Crowley en la portada del disco titulado 'Sergeant Pepper´s Lonely Hearts Club Band' , ignorando siempre que de no ser por la censura también una imagen de Jesucristo habría aparecido en esa misma portada...(73) ¡y no por eso se nos ocurría pensar que Lennon tenía una especial interés en ser cristiano!. Ese anti-clericalismo , aun en el caso de estos músicos más interesados en lo sobrenatural, se parecía más a una de sus infantiles 'pedorretas' que a un premeditado e inteligente rechazo hacia Dios o la iglesia. Especialmente cuando descubríamos que después de todo, por poner un ejemplo generalizado, músicos como Mick Jagger (de Rolling Stones) o Tommy Lee (de Motley Crüe) acababan -por ejemplo- casándose por la iglesia.
No es ese por supuesto el caso de otros como Phil Anselmo (de Pantera) o del grupo Deicide (74), quienes se han ganado sin lugar a dudas un buen puesto en la primera fila de la lucha del rock en contra el cristianismo. Con todo no sería nunca acertado zanjar la cuestión considerando a estos como miembros de un movimiento organizado denominado 'satanismo' o algo así, pues en el mejor de los casos lo que ellos creen no pasa de ser una mezcla de ideologías cogidas de aquí o allá y vividas en privado. Aún el bajista de Marilyn Manson, en uno de esos arrebatos de humildad que suelen darle a los músicos que comienzan a hacerse famosos, declaró que después de su segundo trabajo el grupo había llegado a ser más grande que el satanismo mismo, y que por lo tanto ellos ya no pertenecían a ese movimiento. "El satanismo es un proceso mental de ser tu mismo -decía el propio Marilyn Manson-, de autopreservación. No implica necesariamente adorar al diablo. La palabra satanás simboliza la máxima rebelión" (75).
De cualquier forma, aunque el satanismo hubiese sido realmente la creencia y la devoción de estos músicos, el apóstol Pablo en el Nuevo Testamento sólo autoriza juzgar a los que están dentro de la Iglesia añadiendo que "a los que están fuera, Dios juzgará".